Con solo 17 años y una historia marcada por el esfuerzo, la disciplina y el amor por el deporte, Javiera Pacheco viajó este sábado a Brasil para representar a Chile en el Sudamericano de Patinaje Artístico. Lo hará este lunes 4 de agosto en la exigente modalidad de figuras, convirtiéndose en un orgullo para La Pintana y especialmente para su barrio, El Castillo.
Vecina de El Castillo y estudiante de cuarto medio, Javiera ha dedicado más de la mitad de su vida al patinaje. Comenzó a los cuatro años con patines en línea, patinando en casa. Pero fue una serie de Disney Channel, Soy Luna, la que encendió la chispa definitiva: “Le dije a mi mamá que quería patinar como en el programa. Ella encontró un club y luego me inscribió en un taller. Desde ahí no paré más”.
A los 12 años conoció el mundo de las figuras —una disciplina donde la precisión, el control y la técnica son clave— y a los 15 decidió federarse oficialmente en el Club Llano Subercaseaux de San Miguel. Desde entonces, se ha enfocado exclusivamente en perfeccionar su estilo, dejando de lado otras ramas del patinaje para dedicarse con alma y cuerpo a su verdadera vocación.
Pero el camino no ha sido fácil. Estudiar, entrenar todos los días, asistir al preuniversitario y mantenerse en forma con gimnasio no deja mucho tiempo libre. Aun así, Javiera no se detiene: “Es difícil compatibilizar todo, pero lo hago porque esto me importa de verdad. Esto no es un pasatiempo: es mi proyecto de vida”.
Este 2025 ha sido un año clave. Clasificó al Panamericano, aunque con una actuación que no la dejó satisfecha. Esa experiencia es la que hoy la impulsa a darlo todo en Brasil: “Mi meta es superarme. Quiero competir como sé que puedo hacerlo, dejar atrás los nervios y confiar en mí. Quiero llegar a lo más alto y volver con orgullo”.
Orgullo de su familia
Su familia ha sido fundamental. Javiera reconoce que estuvo a punto de no viajar por los altos costos, pero sus padres hicieron enormes esfuerzos para que pudiera cumplir este sueño: “Me apoyan siempre. Soy el orgullo de mis papás, me lo dicen y lo siento.”
Por primera vez, Javiera viaja sin su madre, quien está embarazada y no pudo acompañarla: “La voy a extrañar demasiado. Siempre ha estado conmigo en pista. Yo amo a mi papá, pero verla a ella en pista es distinto. Todo lo que haré allá es también por ella”.
Gracias a la gestión de su madre y al respaldo de la Corporación de Deportes de La Pintana, Javiera ha podido entrenar y prepararse con mejores condiciones. “Contactamos a Claudio, el coordinador de deportes, y desde ahí me han ayudado caleta. Siempre que necesito algo, están”.
Con ocho años de experiencia competitiva, Javiera no solo piensa en este Sudamericano: “Sueño con representar a Chile en un Mundial. Sé que tengo que prepararme más, pero confío en que puedo lograrlo”, afirma con convicción.
La historia de Javiera Pacheco no solo refleja talento y perseverancia, sino también el poder transformador del deporte. Una joven que, desde El Castillo en La Pintana, se abre camino con sacrificio y pasión en una disciplina poco visibilizada. Su ejemplo inspira y demuestra que, cuando los sueños se trabajan con amor y apoyo, pueden volar tan lejos como uno se atreva a imaginar.